La exposición permanente instalada en la planta baja de la casa-hacienda Bussolini, ubicada en el centro de la antigua finca llamada Casella, es parte integrante de la experimentación didáctica que hace años se está desarrollando en el parque y cuenta con un equipamiento multimedia que ilustra bien los aspectos ambientales y antropológicos del sitio.
La casa hacienda donde está ubicada la exposición, ejemplo significativo de edificio del campo romano con torre palomar, escalera y horno externo, ya mencionada en el catastro gregoriano de 1819, resulta ser hoy particularmente adecuada, por su posición estratégica al interior del parque y del territorio, para acoger actividades didácticas y culturales de importancia.
El territorio, ejemplo significativo de sobreposición entre la microeconomía de la finca y la macroeconomía que se desarrolla alrededor del río, ha sido estudiado a partir del estatuto de Nazzano, de los catastros pontificios y de las actas de compraventa.
La exposición ilustra prevalentemente, a través de documentos de archivo y documentos de la tradición oral, la vida que transcurría en la finca y a lo largo del río con los oficios tradicionales: los campesinos y los ganaderos, los comerciantes de madera y leña, los molineros, los balseros, los "pasadores" - transbordadores, que jalaban barcos contracorriente. Una carretera que anteriormente unía el pueblo con el antiguo puerto de Nazzano cruza la finca, de cultivos antaño muy parcelizados, que se encuentra a mitad de camino entre el pueblo y el río Tiber. Dicho puerto, también conocido como "pasaporte" , ya no está siendo utilizado y su decadencia ha interrumpido las relaciones tradicionales agrícolas y pastoriles en las dos orillas. El río Tiber con sus puertos, de los cuales el de Nazzano es uno de los muchos que estaban ubicados entre Orte y Ripetta, constituía el gran eje económico que unía los pueblos ubicados a lo largo de su cuenca, abasteciendo con productos alimenticios básicos producidos por las fincas (aceite, vino, cereales) y con materias primas indispensables (madera, marmol, piedrín) la capital del Estado Pontificio. El río se convierte en un eje aglutinador, pero tambien de separación entre comunidades; las prohibiciones para el mantenimiento de las riveras, dirigidas a los habitantes de los pueblos situados a lo largo del río, constituían motivo de grave conflicto ya que los intereses locales (corte de "albucci", pesca, riego) se cruzaban o chocaban con las exigencias más generales de mantenimiento y de eficiencia del río y de sus orillas (tráficos, navegación, "aleggio" de los barcos). El valor simbólico de separación y de unión del río "negado" se refleja, de manera particular, en las historias de "santos lanzados" al río quienes a través de su sacrificio ritual consolidan las relaciones entre las comunidades. Casi todos los puertos son de hecho dedicados o consagrados a santos "extranjeros" (S. Antimo a Nazzano, S. Vittore a otricoli, S. Egidio a Filacciano) que guardan relaciones directas con el Tiber, recuerdo arcaico del dios taumaturgo por excelencia, Esculapio, cuyo símbolo sustitutivo (la serpiente) llega con el barco sagrado y se encalla en la Isla Tiberina. El cuerpo del santo, tirado al río, o bien llegando contra la corriente en un arca que sustitutuye el barco sagrado del dios, santifica el mismo río y las actividades que se desarrollan a su alrededor (la molienda, el transporte de las mercadería, la remolcada de los barcos, el comercio...).
A través de objetos recolectados en el pueblo, tipicos de finca en las colinas y en las cuestas, aptos para ilustrar los principales ciclos de los cultivos, así como paneles y simulaciones didácticas en la computadora, se ilustran aspectos de los cultivos, pero también entrelazamiento entre campo cultivado y no cultivado, entre actividades de transformación agrícola y actividades pastoriles o comerciales muy imporantes en esta zona, además de poner en evidencia momentos de fiesta y ceremonia ligados a las congregaciones que el día de hoy todavía mantienen vivo el culto del santo protector.
La creación de este pequeño museo es el resultado de la cooperación científica entre el Museo de Artes y Tradiciones Populares de Roma, el Archivo de Estado de Roma, la Provincia de Roma (Oficina Exposiciones y Oficina de Parques) y el Municipio de Nazzano.
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